La inteligencia emocional no es nueva. Como concepto, existe hace más de 10 años, cuando las teorizaciones sobre la inteligencia incorporaron facetas que van más allá de la cognitiva.
Entonces, ¿por qué estamos hablando de ella? Porque la explosión del trabajo remoto puso el tema otra vez en el centro de la escena.
¿Cómo potenciar la inteligencia emocional en equipos que no puedes ver cara a cara? Descúbrelo en este artículo y llévate 5 consejos prácticos específicos para profesionales de RRHH.
La inteligencia emocional es la capacidad de identificar, gestionar y comunicar las emociones propias y las de los demás.
Esta habilidad influye en el desarrollo personal y profesional, ya que condiciona cómo nos relacionamos, cómo tomamos decisiones y cómo manejamos el estrés o las situaciones conflictivas.
Tener un alto nivel de inteligencia emocional nos ayuda a encontrar mejores respuestas y a construir un ambiente saludable en los grupos en los que participamos.
Sin dudas, es una soft skill que los reclutadores evlúan al momento de seleccionar a un candidato.
La inteligencia emocional es clave para puestos de liderazgo (ya veremos por qué), pero también es una habilidad importante para quienes no ocupan lugares de decisión: aprender a reconocer lo que nos pasa a nivel individual ayuda a ejercitar la empatía hacia otros y esto permite construir mejores relaciones personales en todos los niveles.
Vayamos a la fuente. Daniel Goleman es uno de los psicólogos más influyentes que llegó a la escena internacional como autor del Best-seller “Inteligencia emocional”. Fue él quien popularizó el concepto a través de ese libro publicado en 1995.
Goleman define la inteligencia emocional como la “capacidad de reconocer los propios sentimientos y los de los demás, de motivarnos y de manejar adecuadamente las relaciones” (1995: 98).
El psicólogo ubica a la inteligencia emocional en un terreno práctico: es el conjunto de habilidades que permiten regular el estado anímico, evitar que la angustia inunde la capacidad de pensar, empatizar, controlar los impulsos, motivarse a sí mismo y persistir en cada a las frustraciones, etc.
Es evidente que las compañías y sus empleados están fuertemente afectados por las emociones del día a día. Los esfuerzos en racionalizar los procesos de liderazgo y trabajo en equipo limitándolos a procesos cognitivos, en lugar de procesos emocionales, no han dado fruto. Es por esto que Goleman incorpora el estudio de las emociones y su impacto en el liderazgo y en los negocios.
Durante mucho tiempo, el liderazgo se construyó sobre una figura autoritaria: las personas líderes tenían voces fuertes, personalidades rígidas y planes inamovibles que se implementaban en estructuras jerárquicas.
No hace falta decir que el mundo cambió, (aunque convivamos con restos de aquel tipo de liderazgo).
El liderazgo autoritario está erosionado y hoy, las habilidades humanas están ganando terreno en la formación de líderes efectivos.
La inteligencia emocional, la capacidad de comunicación, la empatía, la claridad mental, la predisposición a trabajar enequipo, la capacidad de escucha y de aceptar errores, entre otras, son skills que construyen liderazgos sólidos en la actualidad.
El desarrollo de la inteligencia emocional en los líderes les permite ser una fuente de motivación para sus colaboradores, y también de catalizador para desarrollar la inteligencia emocional de estos, estimulando sus capacidades de adaptación, toma de decisiones, gestión de conflictos y pensamiento estratégico.
Esto se traduce en una mejoría general de los procesos laborales y en la creación de una cultura diversa y positiva que permita a una organización prosperar.
El padre de la teoría de la inteligencia emocional, Daniel Goleman, identificó los elementos clave de la inteligencia emocional para los líderes, y sus lineamientos se usaron como base en investigaciones posteriores.
Conozcamos estos 5 elementos clave para poder trazar las estrategias correctas:
Es esa mirada lúcida sobre nosotros mismos que evoluciona y se despeja a medida que aprendemos, crecemos y experimentamos nuevos caminos que nos hacen más adaptables, transparentes y positivos hacia el exterior.
Se trata de una facultad clave en tres competencias:
La autorregulación se entiende como la capacidad de controlar nuestros impulsos y sentimientos conflictivos. Se construye con cinco competencias:
Las personas ‘estrella’, es decir, esas que se destacan el grupo laboral o profesional, se caracterizan por tres competencias motivacionales:
“Ponte en los pies de la otra persona”. Así podría definirse la empatía. Es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. En la teoría de la inteligencia emocional, habría que sumar algo más: ““Ponte en los pies de la otra persona y haz algo para cambiar la situación”. Este componente incluye:
En un ámbito laboral, se entiende a la capacidad de relación como la habilidad social de gestionar las relaciones interpersonales y movilizar las emociones de los demás de manera efectiva. Esto incluye:
La inteligencia emocional se puede desarrollar y mejorar, aunque no hay atajos rápidos. Como explica Goleman, entrenar una emoción lleva su tiempo, pero genera mejoras duraderas. ¡Vale la pena comenzar!
Mantener un equipo cohesionado y satisfecho, especialmente en un entorno de trabajo remoto, te ayudará a retener al talento y a mejorar los resultados de la organización.
¿Cómo potenciar la inteligencia emocional cuando las personas no se ven cara a cara con frecuencia? Róbate estos 8 consejos para profesionales de RRHH.
Como líder, tu actitud y comportamiento influyen directamente en tu equipo. Sé un ejemplo a seguir mostrando resiliencia, adaptabilidad y una actitud positiva, incluso en situaciones difíciles. Tu capacidad para manejar el estrés y mantener la calma inspirará a tu equipo a hacer lo mismo. Si no eres líder de equipo, puedes impulsar planes de capacitación y coaching para promover estas habilidades en los líderes de áreas.
Promueve un ambiente donde la empatía sea una práctica común. Anima a los miembros de la empresa a ponerse en el lugar de sus compañeros, comprendiendo sus desafíos y preocupaciones. Esto no solo mejora la cohesión del equipo, sino que también facilita la resolución de conflictos y la colaboración efectiva.
Los conflictos son inevitables, pero pueden ser gestionados de manera constructiva. Actúa como mediador cuando surjan problemas entre los miembros del equipo. Escucha todas las partes involucradas y ayuda a encontrar soluciones que satisfagan a todos, promoviendo un entorno de respeto y entendimiento.
La comunicación clara y efectiva es clave en el trabajo remoto. Establece canales de comunicación abiertos y asegúrate de que todos los miembros del equipo se sientan cómodos compartiendo sus ideas y preocupaciones. Practica la escucha activa y proporciona retroalimentación constructiva de manera regular.
¿A quién le gusta aceptar que se equivocó? Pues a nadie. Es difícil, sobre todo cuando se trata de un proyecto importante que afecta el flujo de trabajo de otras áreas: da la impresión de poca experiencia y de que no tienes lo necesario para estar ahí.
Pero, si ocupas un lugar de liderazgo, asumir las equivocaciones servirá para dar el ejemplo a los demás. Cuando ocurre un error, lo importante no es buscar culpables, sino entender las causas y encontrar una solución. Esto dará más seguridad al equipo y fortalecerá el espíritu de grupo.
Organiza reuniones periódicas para evaluar el progreso del equipo y de cada miembro individualmente. Utiliza estas reuniones no solo para discutir el rendimiento, sino también para reconocer logros y proporcionar orientación sobre áreas de mejora. Esto fomenta un ambiente de crecimiento continuo y desarrollo personal.
Anima a los miembros de los equipos a tomar la iniciativa y a liderar sus propios proyectos. Fomenta un sentido de propiedad y responsabilidad, permitiendo que exploren nuevas ideas y enfoques. La confianza en sus propias capacidades fortalecerá su inteligencia emocional y contribuirá al éxito del equipo.
Es saludable expresar las molestias con colegas de confianza, pero si esas quejas no se resuelven, pueden convertirse en resentimiento. Este resentimiento disminuye la motivación y el rendimiento del empleado afectado, perjudicando la dinámica del equipo y la relación laboral en general.
Si identificas una molestia, ya sea por una orden mal comunicada, falta de reconocimiento, favoritismos o cualquier otra acción, es fundamental hablar directamente con la persona involucrada. Si la situación lo requiere, puedes recurrir a un intermediario competente, como recursos humanos. Abordar el problema directamente con la persona adecuada permite encontrar soluciones, evitando que el resentimiento crezca y se transforme en enojo.
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